
Ya se sabe que a la primera época del tango -sólo música- siguió una segunda, en que el cantor, la letra, comenzó a tener importancia. Era obvio que las primeras composiciones no podían cantarse, para una difusión general, por las letras, precisamente. Fue necesario otro tono, otros argumentos, otros personages. Así, aliada a la radiofonía y a los discos, la voz del cantor pasó a ocupar la atención, el gusto, la admiración populares. Dos de esas voces identificadas por las del "morocho del abasto" y la del "galan cantor", se convirtieron en las predilectas de la mayoría. CAsi no sería necesario nombrarlas, si la segunda, qu epor su categoría de mito parecía np pertenecer al mundo de los vivos, - Ignacio Corsini-, no hubiera muerto en su forma física, ayer, en esta ciudad, la de sus mayores éxitos. Ahora, intempestivamente traída la noticia, pasará a formar con la de Carlos Gardel, y la de Agustín Magaldi, uno de los nombres mas queridos en el recuerdo de los admiradores de aquel tango de la llamada 2época de oro".
Buenos Aires atravesaba su primer cuarto de siglo. "Imborrable de perfiles, cálida aún de afectos, generosa de espíritu sobreviviente de figuras", como recuerda García Jiménez, era el centro de la canción ciudadana por antonomasia. El "Folklore del asfalto" tenía ya su historia, sus ídolos y sus fieles. En la figura del rubio, buen mozo, cantor y actor, había encontrado uno de sus ideales. Si la presencia, si la simpatía -mas las anécdotas, que se tejen en torno a una personalidad- cuentan para la creación de un ídolo, ninguna de estas cualidades, faltó a Ignacio Corsini, largamente recordado por sus entusiastas oyentes y por la amistad, que supo prodigar y recibir.
Como muchos otros de aquel tiempo, el que sería famoso como cantor, se inició como actor con los no menos famosos hermanos Podestá. Fué en el teatro Apolo, en 1912. Se recordarían por mucho tiempo los estilos que entonaba el agraciado actor, con canto tierno y sentimental, en obras como las de Martín Coronado, que incluían canciones prontamente difundidas.
Se impuso así el galán-cantor en el "teatro nacional por secciones". Sus éxitos pasaban de la escena a la sala, de la sala a la cale, en un avance cada vez mayor y mas firme.
Con Corsini, nacieron, entre otros tantos y canciones para la admiración popular, "Patotero sentimental" y "La pulpera de Santa Lucía", que con su voz enriqueció definitivamente en interpretaciones que sólo podrían convebirse como suyas. Para el primer tango paradójicamente, Manuel romero, su autor, había imaginado un personaje totalmente inexistente. La memoria recordará que el "patotero" no es "sentimental", sino, por el contrario, bárbaro y cobarde.
Pero el letrista imaginó otro personaje, la antítesis de la realidad, el que acabó por imponerse por la interpretación de Corsini, quien lo cantó por primera vez en la obra "El bailarín del cabaret", escrita por el actor César Ratti, quien encabezaba la compañía del Apolo, donde fue estrenada. La escena en el cabaret tuvo tal resonancia que la figura del prestigioso actor, y autor, pasó a segundo plano, y el público prefirió recordar sólo la escena de la canción, popular desde entonces.
Otro tanto puede decirse de "La pulpera de Santa Lucía", canción que inaugura una época de éxitos para los autores de letras con temas de la época de Rosas. En la voz del cantor, los versos de Héctor Pedro Blomberg, se ahondaban en la nostalgia de la mujer perdida y pasan a identificarse, simplemente con la nostalgia, De estas trasposiciones artísticas, intuitivas y nacidas como un don, estaba hecha la voz de Ignacio Corsini.
Corsini murió ayer en su domicilio particular, Otamendi 676, a las 17. Había estado internado en el sanatorio del Hospital Italiano, donde su mejoría, hace unas semanas, permitió trasladarlo a su casa. Tenía 76 años de edad.
En el momento de su muerte se encontraban presentes su hijo, nietos y otros parientes.
El velatorio se efectúa en el domicilio antedicho, y el sepelio de los restos se hará hoy, a las 15:30, en el panteón de SADAIC, del cementerio de la Chacarita.
Fuente: Diario La Prensa - Jueves 27 de julio de 1967 - Página 10 - Buenos Aires
Nota del blog: Ignacio Corsini permaneció en el Panteón de SADAIC, ubicado en el Cementerio de la Chacarita, aproximadamente hasta mediados de la década del 90, en que fue trasladado por su familia. Actualmente descansa en el Cementerio Jardín de Paz. (Sección 8, Manzana 22, parcela 16)